Ibercaja Patio de la Infanta, ubicado en pleno centro de la ciudad de Zaragoza, alberga el Patio de la Infanta. Construido a mediados del siglo XVI, formaba parte del palacio que el banquero y comerciante Gabriel Zaporta poseía en la calle San Jorge. Presenta la estructura habitual de los patios aragoneses renacentistas, entre los que destaca por su novedosa decoración. Amor y astrología, arte y esoterismo, política e historia, hacen de este lugar un universo fascinante.

Junto a la sala de exposiciones, en la que se celebran algunas de las muestras más relevantes de la ciudad, y los diversos salones disponibles para la celebración de jornadas y actividades, convierten este espacio en un lugar perfecto para el desarrollo de todo tipo de eventos culturales y sociales.

El órgano del Patio de la Infanta fue construido en 1692 por el maestro organero José de Sesma, como atestigua una inscripción que se encuentra en el arca del viento: Joseph de Sesma me fecit en Çaragoça año 1692. Lo construyó para la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol en Saviñán, de la diócesis de Tarazona. Costó 470 libras el órgano y 43 la caja. Con la colocación, en 1693, ascendió a 1.000 libras.

Este órgano plateresco aragonés de estructura clásica, severa, mide 4,470 metros de alto por 2,588 de ancho y 0,860 de fondo. Consta de un teclado de cuarenta y dos notas, diecisiete registros partidos y quinientos setenta y tres tubos instalados en una caja que es obra del maestro carpintero Juan de la Sala.

Es de madera de pino albar, excepto el macizo de la Batalla que es de madera de cerezo, y los cabos de las correderas, la palanca de la tracción de registros y las teclas, que son de madera de nogal. Las jambas, impostas, arquitrabes y campos del almohadillado son de talla, igual que las cantoneras de los castillos y los huecos medianeros, y las cuatro volutas. Un conjunto de gran belleza ornamental. En el castillo central se puede ver a Eolo, dios del viento. El escudo que remata este castillo central es el escudo de Saviñán, un árbol que podría ser una acacia.

El órgano de Saviñán se vendió en 1979 a un anticuario de Zaragoza como “restos de un órgano”. Ibercaja los compró en 1990 y encargó su restauración a otro maestro organero José María Arrizabalaga, que lo reconstruyó pieza a pieza. Invirtió cuatro mil horas de trabajo.

La cara del órgano está formada por 33 caños de estaño más cuatro caños decorativos. El órgano fue expoliado de sus tubos de metal; pero, afortunadamente, José de Sesma dejó los patrones de las tallas de los caños marcados a compás alrededor de los agujeros de viento, y la reconstrucción se pudo llevar a cabo sobre referencias seguras.

Las 42 notas del teclado original se sustituyeron por 56 en 1904, pero tampoco se han conservado. Para la restauración se construyó una réplica del teclado de otro órgano que también es obra de José de Sesma, el de la iglesia parroquial de la Asunción de Nuestra Señora del municipio zaragozano de Acered, situado a 30 kilómetros de Saviñán.

El 15 de octubre de 1992, cuando se cumplía el tercer centenario de su construcción, el órgano se instaló en el Patio de la Infanta. Ese mismo día se celebró por primera vez el Ciclo de Órgano Joseph de Sesma.

Un músico excepcional, José Luis González Uriol, ofreció un concierto el 28 de octubre y el sonido del órgano inundó de sentido y de belleza un patio que durante décadas se había dado por perdido para siempre. Ese mismo año, González Uriol fue nombrado Organista Titular del Órgano Histórico de Joseph de Sesma del Patio de la Infanta. La trayectoria y el prestigio del músico ha propiciado conciertos memorables. Los mejores intérpretes de música antigua del mundo han tocado el órgano del Patio de la Infanta.

La belleza del patio, sus reveladores emblemas, protegen este tesoro del barroco aragonés.