El Restaurador
Alba Míguez se encargó de la parte escrita, comenzando la misma con un logline sentando las bases de la historia. Prosiguió haciendo una sinopsis más elaborada y finalmente trabajó en el guion que terminó con una extensión de seis páginas. Para facilitar el avance de la obra también realizó el storyboard encajando ese guion en cuatro páginas.
Lucía Rodríguez por otra parte se encargó personalmente de todo el apartado gráfico, es decir, lápices, tinta y color, preocupándose por la estética del tebeo y sus acabados. También tuvo libertad creativa y algunas viñetas fueron cambiadas del storyboard al final por decisión suya y beneficio de la obra.
Por último, los bocadillos fueron realizados por Alba Míguez con ayuda de Lucía Rodríguez quien aconsejó en todo momento.