Tauromaquia
Goya sacó a la venta en 1816 su tercera gran serie de grabados, “La Tauromaquia”. Goya había sido desde joven gran aficionado a la fiesta de los toros. Tras la guerra las corridas y espectáculos taurinos tuvieron un gran resurgimiento y Goya no desaprovechó la oportunidad para ganar algo de dinero, pero la serie no consiguió venderse como el pintor apetecía.
Frente a otras series de grabados de toros, como la de Antonio Carnicero, que eran meramente descriptivas, Goya quiso plasmar en imágenes una historia del toreo en España, siguiendo un orden cronológico, desde la Edad Media hasta llegar a los que habían sido los toreros más famosos de su tiempo, como el aragonés Antonio Ebassun “Martincho”, el sevillano José Delgado “Pepe-Illo”, o su admirado Pedro Romero, torero de Ronda.
También reflejó las distintas “suertes” del toreo, los momentos de triunfo de los diestros, e incluso, los percances y desgracias acaecidas durante la lidia. Un intenso dramatismo, conseguido con gran virtuosismo técnico, se manifiesta en todas las estampas de la serie, pero la gente no supo apreciar la calidad y el valor artístico de La Tauromaquia y prefirió otras imágenes taurinas más convencionales.