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Caprichos

Esta serie formada por ochenta grabados, preparada entre 1796 y 1798 y publicada en 1799, supuso la consagración de Goya como grabador. Aparecieron en un momento crucial de la Historia de España, cuando se iniciaba la crisis del Antiguo Régimen. Goya había frecuentado desde la década de 1780 los círculos ilustrados madrileños, trabando amistad con intelectuales como Ceán Bermúdez, Meléndez Valdés, Jovellanos o Moratín. Como partícipe de la cultura ilustrada, Goya compartía los deseos de progreso de los ilustrados, que se conseguiría aplicando la razón, las “luces”, por medio de reformas económicas, sociales y educativas que desterrasen el atraso secular de España, y los atavismo y vicios que embrutecían a las gentes.

Esa actitud ilustrada llevó a Goya a plasmar en imágenes críticas su visión de la realidad española, pero al mismo tiempo fácilmente generalizables a otros contextos por ser muchos de ellos defectos universales, pues, como decía en su anuncio del Diario de Madrid, quería “destacar entre la multitud de extravagancias y desaciertos que son comunes en toda sociedad civil, y entre las preocupaciones y embustes vulgares, autorizados por la costumbre, la ignorancia ó el interés, aquellos que ha creido mas aptos á subministrar materia para el ridiculo, y ejercitar al mismo tiempo la fantasia del pintor”.

Mezcla Goya lo ilustrado y lo popular, referencias a obras teatrales y literarias, y a sucesos de la época que tuvieron gran eco en los periódicos, para hacer una crítica  satírica y moralizante de vicios y defectos presentes en la sociedad española de la época. La crítica ilustrada se dirigía contra la superstición y la ignorancia populares y contra los estamentos privilegiados (nobleza, clero regular), improductivos económica y socialmente. También destacaba la incompetencia de grupos profesionales y políticos, y los vicios y defectos de la sociedad: la prostitución, el matrimonio de conveniencia, la mala o nula educación de la mayoría de los niños españoles de la época, la violencia que habitualmente se ejercía sobre ellos, la hipocresía, la falta de conmiseración, etc. Además, se fustigaba a la Inquisición, institución denostada por los ilustrados y encargada de la represión de cualquier desviación religiosa, moral o ideológica, y la brujería, tema relevante en la serie. No faltan asnerías, para criticar a maestros y médicos ignorantes, nobles que explotan con sus rentas y derechos señoriales a los campesinos, a los fatuos mecenas de las Artes como Godoy, etc.

Tercera edición (1868), Calcografía Nacional.

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