Toros de Burdeos
Siendo ya un anciano, con más de setenta años, Goya, siempre dispuesto a aprender y a probar nuevas técnicas, experimentó en torno a 1820 con una nueva técnica gráfica, la litografía. Ya en el exilio en Burdeos conoció al litógrafo Mr. Gaulon, quien puso a disposición su taller para que Goya hiciese litografías. Fruto de ese trabajo con la nueva técnica nace esta serie, preparada entre 1824 y 1825, y que Goya esperaba vender en una tienda de grabados de París, de manera anónima y por poco dinero. Son obras maestras del arte de la litografía. Las estampas van firmadas por Goya en el ángulo inferior izquierdo.
Se hizo una tirada en el taller de Gaulon de cien ejemplares, y las colecciones completas son hoy muy escasas. Goya buscó en ellas conseguir efectos pictoricistas parecidos a los que conseguía en sus cuadros. Están hechas con un aparente descuido, se aprecian correcciones en el uso del lápiz litográfico, pero sorprenden por la espontaneidad y el brío que demuestra un Goya casi octogenario en la representación de las figuras de hombres y animales. Estas escenas pueden ponerse en relación con algunos cuadritos de temas taurinos, pintados en esos años.