Murió la Verdad
Ficha técnica
Descripción
El significado político que Goya quiso dar a los dos últimos grabados de la serie es evidente, en defensa del liberalismo y contrario al absolutismo de Fernando VII y a los privilegios estamentales, tanto de la nobleza como del clero. La escena es de clara lectura política. Una joven, de blanco vestido que irradia luz y con los senos desnudos, yace muerta en el suelo. Es la Verdad, y también representa en alegoría a la Constitución de 1812, pues la joven está coronada con laurel. En un ambiente de tétrica nocturnidad, unos frailes y eclesiásticos, presididos por un obispo, se disponen a enterrarla con azadas y palas. Están satisfechos de dar sepultura a tan peligrosa dama que, durante la vigencia de la Constitución de Cádiz, había acabado con sus privilegios estamentales y había promovido una desamortización de los bienes eclesiásticos. En contraste con ellos, sentada a la derecha aparece llorosa y desconsolada por la muerte de la Verdad una joven, portando una balanza; representa la Justicia, amordazada y mediatizada por el absolutismo.