La pintura de Goya
La cronología de las pinturas de Goya, que abarca desde la época juvenil zaragozana hasta la década de 1810-1820, su última etapa madrileña, hacen de este museo uno de los centros de referencia para el conocimiento de la obra del pintor de Fuendetodos.
Su etapa de juventud (1762-1774) en Zaragoza, en la que se estaba definiendo su peculiar estilo, influido por su primer maestro José Luzán está representada por tres pinturas. La primera de ellas es el boceto de presentación que Goya preparó a finales de 1771 y comienzos de 1772 para la decoración al fresco de la bóveda del Coreto de la Virgen, en la basílica de Ntra. Sra. del Pilar de Zaragoza. En el representó La Gloria, o la Adoración del Nombre de Dios. Del conjunto de pinturas que adornaban el oratorio del Palacio de los Condes de Sobradiel hay dos pinturas, representan a San Joaquín y a Santa Ana, fueron pintadas por Goya en 1772 al óleo sobre muro.
El Museo expone cinco piezas de su primera época madrileña (1775-1785), tres de ellas borrones o bocetos de asunto religioso y dos copias, de Esopo y Menipo de Velázquez, que estaban en el Palacio Real de Madrid. Son depósitos de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País.
La faceta de Goya retratista está muy bien representada en el museo, con cuatro importantes retratos. El Autorretrato de Goya, primero que se conoce del pintor, se lo haría hacia 1775, otro retrato es el de Don José de Cistué y Coll, magistrado aragonés, lo pintó en 1788. El de la reina María Luisa de Parma, esposa de Carlos IV que fue realizado entre 1789 y 1799. El retrato de cuerpo entero del destacado naturalista y militar Félix de Azara (1805), uno de los mejores retratos salidos del pincel de Goya, por su maestría y su espectacularidad cromática.
El Museo Goya - Colección Ibercaja posee dos pinturas románticas correspondientes al final de la Guerra de la Independencia o inmediatamente posteriores. El boceto de El Dos de Mayo de 1808, escena denominada más popularmente como La carga de los mamelucos, es preparatorio del gran cuadro pintado por Goya que está en el Museo del Prado de Madrid. Baile de máscaras o Danzantes enmascarados, de hacia 1814-1815, es uno de esas obras en los que reflejaba invenciones o caprichos, fruto de su imaginación o de su crítica visión de la realidad.